sábado, 2 de agosto de 2014

               EL MAESTRO BARRENDERO











Una vez, en una calle de Barquisimeto Venezuela en frente del Obelisco, tuve un gran aprendizaje con un humilde barrendero de calles.

Eran las 7:30 de la mañana y yo me dirigía en transporte público a mi trabajo. Nos encontramos en un atasco, que nos hizo estar un buen rato en el mismo sitio. Yo venia molesto porque no quería ir al trabajo, ya que se había vuelto monótono y aburrido.
En ese momento, levanto la mirada y veo a un humilde barrendero de calles haciendo su trabajo con tal alegría, que irradiaba belleza y felicidad. Era como una danza.
Esas calles son muy solitarias, muy poca gente camina por ahí. Él no bailaba para nadie más. Bailaba consigo mismo, con la escoba, con el recogedor, con la calle y hasta con la basura. A quienes trataba con mucho respeto.

¿Respeto a la escoba?, ¿respeto a la calle?, ¿respeto a la basura?
¡Yo no podía creer lo que estaba viendo!

Siempre había visto el trabajo de barrendero como el último escalón mas bajo de todos los trabajos. Lo veía como degradante. Como que era caer en lo último.
Sin embargo él barría las calles como si fuera el trabajo más importante del mundo. Y a pesar de ser lo mas importante, no lo hacia de forma seria ni rígida, en lo absoluto. Lo hacia de forma alegre, como si fuera un juego.

Él, había logrado convertir una tarea tan ordinaria e insignificante, en algo extraordinario. Yo no podía quitarle la vista de encima. Ese hombre barría las calles con tanta alegría, dulzura y delicadeza que provocaba verlo barrer todo el día.

Mi mirada era tan fija que atrajo la de él. Me miró, me sonrió con la inocencia de un niño, le contesté la sonrisa y siguió trabajando alegremente. Como si se tratara de una danza espiritual importante, pero sencilla a la vez.

Desde ese momento, mi vida ya no fue la misma. Ahora veía la vida más bonita, con más colorido, con más sentido.
Ese hombre me enseño que lo importante no es lo que se hace, sino COMO se hace.

Él, ha sido uno de mis mejores Maestros y no me dijo ni una sola palabra. Solo bastó su actitud y su sonrisa.

Desde ese momento, limpie mi puesto de trabajo y mi casa con alegría, como lo habría hecho mi Maestro el Barrendero de calles.
Comencé a hacer mi trabajo y todas mis actividades cotidianas; con amor, con entrega, con todo mi compromiso, con agradecimiento, con toda mi alegría, mi felicidad, dando lo mejor de mi. Y lo que he recibido de la vida han sido bendiciones, alegrías y momentos de felicidad. Y cuando vienen momentos difíciles, ya no tienen tanto peso.
Años después, cuando estudio la meditación y veo sus cualidades (estar centrado, en el aquí y el ahora, sin pensamientos preocupantes, absorto en lo que estás haciendo, estar en amor, alegría, aceptación) quedé sorprendido, al ver que eran las mismas cualidades que había visto en el barrendero de calles años atrás en Barquisimeto.

El barrendero de calles me había mostrado como meditar haciendo cualquier cosa, cualquier actividad por insignificante que fuera. Lo practiqué barriendo la casa, lavando ropa, planchando, tomando café o te, limpiando la habitación, en el trabajo, etc. Siempre siendo consciente de lo que estaba haciendo y poniendo amor y alegría a todo lo que realizaba.
Entonces lo llame Meditación Cotidiana.

Lo puede realizar cualquier persona de cualquier parte del mundo. Sin importar la situación que tenga. De hecho, la práctica de esta Meditación Cotidiana, hará que cada día mejore la situación de la persona. Porque cada ves que se sienta alegre y feliz, atraerá a su vida situaciones de felicidad y alegría. Aumentando día a día estas energías positivas dentro de si mismos y en sus situaciones de vida.

Esta enseñanza que era para una actividad, para un trabajo, yo la convertí en mi forma de vida. 
Esté trabajando, o descansando, o con la familia, o con amigos, o con desconocidos, o solo; Siempre aplico la misma enseñanza del Maestro barrendero; Doy lo mejor de mi, mi alegría, mi felicidad, mi entrega, mi agradecimiento, lo que yo pueda ayudar y aportar.

Mi bendición y mi agradecimiento para mi Maestro de la actitud positiva y de la Meditación Cotidiana, que debe estar barriendo una de las calles de Barquisimeto.
                                                  
                              Morgan Rolando
  Terapeuta TTT-Zen - Coach Personal Tlf: +34 600287109 

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